lunes, 19 de marzo de 2007

BORRADOR OCHO: SOBRE EL 24 DE MARZO DE 1976



1) Porque también somos...

Porque también somos lo que hemos perdido llevamos la memoria entera, de cara al futuro. Caminamos por las calles de la historia con el orgullo de los sobrevivientes que abofetearon al odio y a la intolerancia. Con el orgullo de los “desaparecidos” que no pudieron ser borrados de la historia, porque todavía resuenan sus ecos en las voces de nuestra identidad. Porque somos los fantasmas con vida que insisten para que la justicia vuelva. Somos Antígona, llorando por los cuerpos insepultos.
Porque también somos lo que hemos perdido soñamos el reencuentro y el abrazo negado. Cantamos cada día que comienza y temblamos por las noches, porque sin el sol la memoria asusta, pero sin memoria se apaga la esperanza, y sin esperanza no podrían nacer nuevos comienzos.

Somos la esperanza de un país imposible en un mundo imposible.

Y eso nos hace creer en la justicia, el único remedio que exigimos para cantar más fuerte, de cara al sol. Con todas las voces perdidas que también somos.

Sí, somos lo que hemos perdido.

Y nuestros muertos hablan en nosotros.


2) 1976

...quedó convertida en morada de
demonios y guarida de todo
espíritu inmundo...

Apocalipsis; 18, 2.

Ciudad polimorfa
de cristales molidos
Buenos Aires descendió
al momento en que las metrallas
escribían poemas con madera
y las devoradoras de hombres
abrían las persianas de sus piernas
a la visita violenta de los torturadores
para darles té, un poco de amor
y la escupida divina
sobre la moral babilónica
contorsionada de espanto.



3) La nieta del general

Que está bien la muerte
la guerra
está bien.
La Santa Iglesia apoya
y está bien
porque
primero ellos
porque
las bombas ellos
porque
abuelito dijo...

La nieta del general reza,
intenta lavar la sangre de la historia.

El secuestro
ellos
la tortura
ellos
y nosotros la patria
la santidad
el cirio.
Que está bien la muerte.

La nieta del general se persigna
y la luna,
la luna de los onas, de los selk´nam,
la luna de los cuerpos mutilados,
le escupe un aguacero
marcándole la puerta
para que el ángel bueno
realice la venganza.